Suele dividirse la filosofía de Nietzsche en tres períodos
- Nacimiento de la tragedia y Consideraciones intempestivas
- los libros de aforismos: Humano, demasiado humano; Aurora; La gaya ciencia
- período de Zaratustra
Pero con ello se minimiza la importancia del pensamiento sobre el «espíritu libre» que se asocia con el positivismo. Y cuya génesis situamos en Sorrento (Italia).
De hecho es el primer gran viaje de Nietzsche al extranjero, en 1876, momento de su decepción con Wagner por el festival de Bayreuth de agosto de ese año y del que esperaba que marcara un punto de ruptura en la cultura alemana. Es por ese estado de decepción que su amiga Malwida von Meysenbug le propone viajar al Sur para soñar, reflexionar, darse unas vacaciones de sí mismo. Perderá para siempre la ciudadanía alemana.
A las 9 horas de la noche del 19 de octubre toman Nietzsche y Brenner el tren nocturno que de Ginebra les llevará al mediodía siguiente a Génova pasando por Mont-Cenis. Se encontrará con la baronesa Claudine von Brevern e Isabelle von der Pahlen. Nietzsche habla del espíritu libre, es lo que anhela, relacionándolo con el «libre penseur» (en francés). Ya desde 1870 había pensado sobre ello, o al menos pensó titular El nacimiento de la tragedia La tragedia de los espíritus libres («los dioses que viven en la ligereza«).
Llegan a Nápoles el 25 de octubre, les espera Malwida y se alojan en la Pension allemande de Chiatamone. La luz del Sol será su Pausílipo. A Sorrento arriban el 27 instalándose en Villa Rubinacci. De los círculos íntimos de Wagner, Malwida conoce a Nietzsche en 1872 con la puesta de la primera piedra del teatro de Bayreuth.
Les surgirá la idea de desarrollar una escuela para educar a los educadores. «Para ellos escribo», dice Nietzsche, pues cada vez están menos preparados y son más mediocres. Piensa en comunidades de espíritus libres que viven amigablemente, se trata de formar mejores hombres. Con esto en mente no deja de contemplar desde el balcón, a medio camino entre el Vesuvio y Capri, la isla volcánica de Ischia, modelo de las islas bienaventuradas de los discípulos de Zaratustra, islas del porvenir, de la esperanza, de la juventud.
El hecho es que después de Sorrento no volverá a verse con Wagner, que vuelve de allí con el proyecto del Parsifal mientras Nietzsche desarrolla la mayor parte de Humano, demasiado humano, que dedica a Voltaire, distanciándose y rompiendo con la metafísica wagneriana.
Abandona la ciudad el 7 de mayo de 1877.
- Paolo D’Iorio, Le voyage de Nietzsche à Sorrente : Genèse de la philosophie de l’esprit libre, Paris: CNRS ÉDITIONS (2012)