¿Fue Nietzsche antisemita?


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Nietzsche se posiciona a sí mismo en las antípodas de Wagner, al que sustituye (asestándole un golpe en lo personal) por los modernos judíos seculares como portadores del nuevo espíritu dionisíaco que podría salvar la cultura. Sí, así lo defiende Yirmiyahu Yovel en Dark Riddle: Hegel, Nietzsche, and the Jews (University Park, Pa. : Pennsylvania State University Press, 1998).

El problema fue su círculo más reseñable, que a más del músico y Cósima, incluía al historiador Burckhardt y la pareja de su hermana Lisbeth con su cuñado. Es la época que Nietzsche describe como «territorio de la enfermedad«, habitado por estos que no poco tienen que ver con el antisemitismo. El hecho es que Nietzsche nunca mostró el odio o la ira propios de los más activamente antisemitas de su época, lo que no es un argumento fuerte pero pone sobre aviso.

Del Wagner de El nacimiento de la tragedia al contra Wagner lo que resalta no es solo su final desprecio en lo musical y dionisíaco, sino la inclusión en esa crítica del antisemitismo:

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«Ya en el verano de 1876, a mediados de temporada de los primeros Festivales, tuvo lugar dentro de mí una despedida de Wagner. No soporto nada equívoco; desde que Wagner estuvo en Alemania, condescendió paso a paso con todo lo que yo desprecio — incluso con el antisemitismo…»

Cómo me desligué de Wagner

Su propia valoración de Carmen de Bizet, que no suda, es en el fondo un ataque a Wagner, que despreciaba todo lo francés.

¿Hay entonces antisemitismo en Nietzsche o no?

Defiende a los judíos de su época en contra del antisemitismo, siendo el judaísmo sacerdotal como categoría psicocultural lo que condena, en la medida en que es una categoría que se muestra en los cristianos actuales.

Algunos textos:

«Échese una mirada a los trasfondos de cada fa­milia, de cada corporación, de cada comunidad: en todas partes la lucha de los enfermos contra los sanos, –– una lu­cha silenciosa, hecha casi siempre con pequeños polvos ve­nenosos, con alfilerazos, con alevosas pantomimas de re­signados, pero a veces también con aquel fariseísmo de en­fermo que acude a los gestos estrepitosos, fariseísmo que ama representar ante todo «la noble indignación». Hasta en los sacrosantos terrenos de la ciencia querría hacerse oír el ronco ladrido de indignación de los perros enfermizos, la mendacidad y la furia mordaces de tales «nobles» fariseos ( –– a los lectores que tengan oídos vuelvo a recordarles aquel apóstol berlinés de la venganza, Eugen Dühring, que en la Alemania actual hace el más indecoroso y repugnante uso del bum-bum moral: Dühring, el primer bocazas de la mo­ral que hoy existe, incluso entre sus iguales, los antisemi­tas) 95. Hombres del resentimiento son todos ellos, esos seres fisiológicamente lisiados y carcomidos, todo un tembloro­so imperio terreno de venganza subterránea, inagotable, insaciable en estallidos contra los afortunados…»

Genealogía de la moral, III, 14

«Que los judíos, si quisieran – o si se los coaccionase a ello, como parecen querer los antisemitas -, podrían tener ya ahora la preponderancia e incluso, hablando de modo completamente literal, el dominio de Eu­ropa, eso es una cosa segura; y también lo es que no trabajan ni hacen planes en ese sentido. Antes bien, por el momento lo que quieren y desean, incluso con cierta insistencia, es ser absorbidos y succionados en Europa, por Europa, anhelan estar fijos por fin en algún sitio, ser permitidos, respetados, y dar una meta a la vida nómada, al «judío eterno» -; y se debería tener muy en cuenta y complacer esa tendencia y ese impulso (los cuales acaso manifiesten una atenuación de los instintos judíos): para lo cual tal vez fuera útil y oportuno desterrar a todos los voceadores antisemitas del país.«

Más allá del bien y del mal, 251

«La maldita manía antisemita estropea todas mis cuentas sobre independencia pecuniaria, discípulos, nuevas amistades, prestigio; ella nos enemistó a R. Wagner y a mí, ella es la causa de la ruptura radical entre mi hermana y yo, etc., etc…»

Carta 2 de abril de 1884 a Franz Overbeck

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«Weißt Du, mein gutes Lama, es ist eine Ehrensache für mich, nach seiten des Antisemitismus hin absolut reinlich und unzweideutig zu sein, nämlich ablehnend, wie ich es in meinen Schriften tue. Man hat mich in den letzten Zeiten mit Briefen und antisemitischen Korrespondenzblättern heimgesucht; mein Widerwille vor dieser Partei (die gar zu gern ihren Vorteil von meinem Namen haben möchte!) ist so ausgesprochen wie möglich, aber die Verwandtschaft mit Förster, ebenso wie die Nachwirkung meines ehemaligen antisemitischen Verlegers Schmeitzner bringen immer wieder die Anhänger dieser unangenehmen Partei auf die Vorstellung, ich müsse wohl zu ihnen gehören.»

An die Schwester, Nizza, 26. Dezember 1887

Testimonios de este tipo abundan, sea en las propias obras o en las cartas, lo que debería bastar para zanjar el asunto. Queda sin embargo la ambigüedad que pueden destilar sus ideas, contra lo que puede decirse lo siguiente:

  • El antisemitismo es para Nietzsche un movimiento de masas, una nueva moral de esclavos para individuos débiles sin autoconfianza
  • El antisemitismo sirve al Estado, al Reich, a la política, todo ello objeto de las críticas de Nietzsche
  • El antisemitismo sirve también al nacionalismo alemán, que igualmente critica junto al racismo en cuanto criterio de valor, no como categoría descriptiva. De hecho defiende una mezcla de razas
  • Por todo ello, el antisemitismo es esclavo del resentimiento
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  • Yirmiyahu Yovel en Dark Riddle: Hegel, Nietzsche, and the Jews (University Park, Pa. : Pennsylvania State University Press, 1998)
  • Yirmiyahu Yovel, Hans Jonan and Montse Conill, «Nietzsche contra Wagner sobre la cuestión de los judíos»Historia, Antropología y Fuentes OralesNo. 23, El Fin de Los Escribas (2000), pp. 151-169

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