El oráculo de S(D)elphi: fotografíate a ti mismo

Nosce te ipsum, γνῶθι σεαυτόν, estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos (periegético Pausanias dixit). Conócete a ti mismo que asociamos con una de las ad aeternum máximas de sabiduría. No la máxima de Expediente X «la verdad está ahí fuera» sino «ahí dentro» como será en Heráclito, Platón, San Agustín y en general los dogmáticos racionalistas.

Domina sin embargo el imperio de la imagen o de los sentidos, la eikasía de las sombras que no sabemos si ocultan o muestran lo que somos (el ser). Los griegos llamaban verdad al des-ocultar transmutado en rememorar (lo que oculta es el olvido, del ser), y por eso Platón habla de hacer una anámnesis que comienza, sí, con la imagen (bellos cuerpos), pero que debe arribar a lo noético donde la llave es la intuición no sensible (sin imagen). La verdad por lo tanto está más allá de lo representable, es lo quinto como dice en la Carta VII (quint-a-esencia).

Esta es una visión basada en lo apolíneo de la razón que obvia lo dionisíaco, la máscara, la imago. Y que nos lleva al imperio del selphie, narcisista o no, que no está sin embargo muy lejos del desocultar ahora eleusino (misterios). En la Villa dei Misteri de Pompeya puede que se represente un ritual de matrimonio. O una comunión con Dios. Lo relevante es la máscara y el espejo como bien señalaba Vittorio Macchioro en Zagreus: studi sull’orfismo (Bari 1920). Es decir, que la verdad está ahí fuera, en la imagen (interpretación). Oráculo de Selphie, pindárico «llega a ser el que es fotografiado (eres)», que no sabemos si oculta o des-oculta, nos hace recordar u olvidar. Abajo tenéis el primer selphie de la historia:

El amor es ver(te) por primera vez y recordar haber(te) visto antes.