- La tesis de la tabla rasa[1]
Toda sociedad debe funcionar con una teoría de la naturaleza humana, incluyendo una concepción de la mente. En ello el innatismo de origen platónico suele ser desechado por acientífico, pareciendo ser lo más moderno la tesis de la tabla rasa que estudia la mente precisamente como algo que está vacío pero que va adquiriendo conocimientos a través de la experiencia. En la filosofía encontramos variados pensadores que defendieron esta tesis, modernamente por Locke, que defiende el empirismo, y en una línea que continúa Rousseau al defender que el hombre es libre por naturaleza y que los males son fruto de la civilización. Para otros pensadores el espíritu era una cosa y la mente otra, es decir, que aunque el cuerpo no funcione la mente puede seguir funcionando, somos conscientes de la mente, hacemos y decimos lo que pensamos mientras que no somos conscientes del cuerpo. Esta doctrina de la tabla rasa distingue el bien y el mal de los hombres, es la sociedad la que vuelve malo al hombre. El hombre está sujeto a un mecanismo de comportamiento y si falla la culpa la tendrá el espíritu que decide libremente cometer esos actos. Algunos filósofos consideran que la mente en la infancia es por lo tanto un papel en blanco que a medida que pasa el tiempo vive experiencias que repercutirán en su futuro ya que se va cultivando la mente.
- La capacidad lingüística es una capacidad innata del cerebro.[2]
Pero la mente no es una hoja en blanco como defiende el mismo Steven Pinker. La capacidad lingüística se define como algo único y que le ha permitido una cooperación inigualada por otras especies, tal y como ya defendía Aristóteles al definir al ser humano como animal con logos. El conocimiento tácito de gramática de cualquier preescolar supera en complejidad a cualquier manual de estilo.
El autor prefiere hablar de `instinto del lenguaje´. Ya Darwin calificó de esa manera al lenguaje: ‘tendencia instintiva a adquirir un arte‘. Pero hay que entender que el instinto no encadena de forma determinista, la inteligencia permite un comportamiento flexible al coordinar los distintos instintos. La naturalidad, transparencia y automaticidad del lenguaje son meras ilusiones: se trata de un sistema de enorme complejidad.
Chomsky revolucionó la lingüística en los 50 frente al conductismo (aprendizaje por estímulos y respuestas). Llamó la atención sobre dos hechos fundamentales:
-Casi toda oración es una creación nueva, inédita de palabras.
-Los niños desarrollan gramáticas complejas sin instrucción formal.
Eso significa que los niños desarrollan la capacidad lingüísticoa incluso antes de interactuar con el mundo. De manera que podría decirse que mediante el lenguaje construimos la realidad. Esta tesis no está lejos de la concepción kantiana de las categorías en cuanto principios lógicos y lingüísticos sin los cuales es imposible el conocimiento.
- El cerebro: Cuerpo y mente[3]
Que el cerebro construye la realidad forma parte además de las ideas de Antonio Damasio, según el cual comprendemos la realidad, adulterada por el cerebro, para escapar del peligro, es decir, que construimos la realidad del modo en que nos ayude para sobrevivir. Significa que somos cuerpo y mente ya que actúan totalmente unidos. De ahí el error de Descartes al separar radicalmente cuerpo y mente, de manera que el cuerpo no intervendría en el conocimiento. A través de varios ejemplos podemos tomar consciencia de aquello que defiende en esta obra su autor: la idea del cuerpo como referente básico, que significa que las representaciones del cuerpo se dan en un marco temporal y espacial, lo que hoy construimos como algo tridimensional se engendra en el cerebro. Los conocimientos que adquirimos no son fieles a la realidad absoluta y lo que necesitamos es una consciencia de lo que el cerebro fabrica, es decir, que las representaciones primordiales del cuerpo pueden desempeñar un papel en la consciencia y los diferentes estados del organismo serían representados neuralmente de nuevo.
Lo que nos lleva a la idea del self neural en la línea de los conceptos tradicionales de consciencia, subjetividad e identidad. Algunos filósofos han solicitado este estudio a los neurobiólogos para teorizar del tema. La base neural del self consiste en la continua reactivación de dos conjuntos:
1- Concerniente a las representaciones de acontecimientos clave en la vida del individuo
2- Consistente en las representaciones primordiales del cuerpo de un individuo. No solo lo que recuerda el individuo, sino remarcando lo ultimo que nos ha pasado.
Como dice Damasio
“en pocas palabras, tal como yo lo entiendo, parte importante del self es la reactivación interminable de imágenes actualizadas acerca de nuestra identidad (la combinación de recuerdos del pasado con memoria de un futuro proyectado)”
y además:
“el estado del self es construido desde la base, en cada momento. Es un estado referencial evanescente, tan consistente y continuamente re-construido, que el interesado siempre ignora que está siendo re-fabricado, a menos que algo resulte mal en la reconstrucción”
- La cultura de la virtualidad real[4]
El concepto de self neural y la idea de construcción de la realidad tiene su continuación en los nuevos paradigmas sociológicos que sobre todo con Manuel Castells están dando una nueva imagen de la sociedad y el individuo acorde con los nuevos fenómenos de la revolución tecnológica y de la información. Se ha creado una nueva sociedad, en la cual la comunicación ha crecido enormemente. Este nuevo sistema se llama informacionalismo y supone el desarrollo tecnológico. La tecnología es muy importante, y determina el destino de las sociedades; cuanto más usada es, más industrializado está un país. Además, añade libertad con el claro ejemplo de internet.
La dualidad de los sistemas de producción ha generado por otro lado el informacionalismo antes en unos lados que en otros. El Capitalismo, que se basa en la búsqueda de beneficios, la globalización, y la máxima productividad, tiene unas características más favorables para el informacionalismo, mientras que el Estatismo intenta maximizar el poder e imponer las metas del gobierno, cualidades que llevan al industrialismo, el desarrollo económico. Como el capitalismo se ha extendido por todo el mundo, ha llevado consigo el informacionalismo.
Estos fenómenos están causando que la identidad de las personas también sea modificada, pues cada vez más se busca una identidad colectiva, y en el mundo virtual, en vez de buscar la identidad propia. Entendiendo identidad como el proceso por el que una persona se reconoce a sí misma, se excluyen poco a poco las identidades individuales, porque <<la Red desconecta al yo>>. Se está creando una nueva cultura, la Realidad Virtual.
Antes de nada, cabe destacar que no hay tantas diferencias entre realidad y virtualidad. La realidad se basa en la cultura, creada por la comunicación entre los individuos, y la propia comunicación está formada por símbolos. Se suele decir, erróneamente, que la virtualidad se compone de símbolos, pero es justamente como la realidad. Por lo tanto, la realidad se percibe mediante símbolos, o “virtualmente”. Además, un personaje virtual se convierte en uno real en el momento en el que interviene en la sociedad, dando su opinión sobre algo. Es decir, que toda realidad, virtual o no, es construida, simbólica, luego en todo caso no hay realidad que no sea virtual en este sentido. El nuevo sistema de comunicación, el informacionalismo, debilita a los emisores “tradicionales”, porque su público se siente más identificado con, por ejemplo, una Web, antes que con un líder distante. Esto, unido a la uniformidad del tiempo y el espacio en Internet, cambia a la sociedad, obligando a las personas a “modernizarse” para alcanzar sus metas, al tiempo que crece la identidad colectiva, y decrece la propia identidad. Nunca antes se había sido tan consciente de que, efectivamente, el cerebro construye la realidad.
Post scríptum: El poder de las pesadillas
El documentalista británico de la BBC, Adam Curtis, ha reflexionado ampliamente sobre el poder de los políticos y de los medios de comunicación para manipular a la población y llevarla a una visión de la realidad ideológica que propicie la puesta en práctica de políticas de control ante el fracaso de las utopías. Con la caída del comunismo se necesitaba en Occidente una alternativa que se ha buscado inicialmente en el miedo (The Rise of the Politics of Fear, 2004, tercer capítulo de la serie The Power of Nightmares). Según Curtis, la amenaza del islamismo radical como una siniestra masiva fuerza de destrucción, especialmente en la forma de Al-Qaeda o Daesh, es en realidad un mito perpetrado por los políticos de varios países y en particular por los neoconservadores de Estados Unidos con el objetivo de unir e inspirar a la gente ante el fracaso de otras ideologías utópicas. Es decir, que la función de la política, una vez dejados atrás los sueños optimistas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, es protegernos de las pesadillas. Añadiríamos que la pesadilla ahora no es la del terror islamista sino la del colapso de la economía, tal y como expresa en The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism (2007) la periodista Naomi Klein.
Me permito ofrecer el trabajo colaborativo de un grupo de alumnos en torno al tema del título
Julio Alfonso Muñoz, Alejandro Burdallo Vega, Laura Durán Domínguez,
Héctor Garzón Fernández, Belén Marcos Palomares, Sarai Real Nieto
(1º Bachillerato 1)
[1] Steven Pinker, La tabla rasa, Paidós, 2003
[2] Steven Pinker, The language instinct, Capítulo 1, El instinto para adquirir un arte, Penguin Books, 1994
[3] Antonio Damasio, El error de Descartes, Ed. Andrés Bello, 1999 (3ª ed.)
[4] Castells, Manuel. La sociedad red. Volumen 1: La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Capítulo 5: Alianza Editorial, Madrid, 1996. pp.359-409. Versión castellana de Cármen Martínez Gimeno
Reblogueó esto en Cristina Guadalupe.
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