Argumentando sobre los vientres de alquiler. ¿Feminismo liberal o iliberal?


El «liberalismo» que supuestamente está de fondo en el apoyo «feminista» a la «gestación subrogada», procede de la idea de que las mujeres «alquiladas» fomentan su autonomía, entran incluso en el mercado laboral luego las libera, y por todo eso se fomenta su autoestima, en suma, son «empoderadas».

250px-feminismunmodifiedPero si vamos al detalle y la práctica resulta todo lo contrario. Este tipo de relación contractual ni desarrolla la autonomía de las mujeres alquiladas ni fomenta su autoestima, y la razón reside en la manera en que se lleva a cabo, y que quizá no cabe otra, y es «objetificándolas» (en el sentido marxista derivado de reificación/cosificación). La autora Suze G. Berkhout, cuyos argumentos presentamos a continuación, se sirve del marco conceptual de Marta Nussbaum para poner esto de relieve. [Sobre «objectification»: Catharine MacKinnon, Feminism Unmodified (Cambridge, Mass.: Harvard University Press), 1987]

Concreción de la tesis:

  • Se va en contra de la autonomía de la mujer alquilada en la medida en que el aparato contractual legislativo se sirve de un trasfondo ideológico en torno a las cuestiones maternidad/reproducción
  • Y más allá de lo anterior, esta «cosificación» de la mujer alquilada no aumenta sino que disminuye su autoestima y dignidad.

51yqfbmyeul._sx346_bo1204203200_El feminismo liberal [Alison M. Jaggar and Iris Marion Young (eds.). A Companion to Feminist Philosophy (Malden. Mass.: Blackwell Publisbers, 1998)] suele argumentar que la «gestación subrogada» neutraliza la separación público/privado que oprime a la mujer, liberándola así y permitiéndole ser un actor más en el mercado laboral, no solo en un vago sentido, sino en conexión íntima con la revalorización del rol reproductivo de la mujer (que suele ser penalizado). La separación de uno mismo de la capacidad reproductiva es así un mecanismo liberador que incrementa la autonomía, y esto es lo que sucede en las mujeres alquiladas. Todo apunta a la idea de «participar en la vida pública», en relación a la capacidad de las mujeres para decidir racionalmente sobre su reproducción y lo que hacer con su cuerpo.

Ocurre así que el concepto de «autonomía» que maneja el feminismo liberal en este caso recae en la idea de «auto-legislación» en relación al propio cuerpo, que por otro lado es algo liberal in nuce (Locke).

Dos críticas a esta supuesta autonomía:

1- explícitas contradicciones que hacen que  la autonomía sea limitada, si no impedida, por los propios contratos. De entrada, el marco socio-cultural presenta a la mujer como «reproductora», definida por su maternidad, con lo que las mujeres que optan por no tener hijos son tildadas de  egoístas, infelices, etc…

«More than twenty years after commercial surrogacy arrangements entered public consciousness, research examining the acceptability of reproductive technologies continues to describe the connection between fertility and personal identity, as well as feelings of social exclusion among childless women«

[p.100, Maureen Baker, «Medically Assisted Conception: Revolutionizing Family or Perpetuating a Nuclear and Gendered Model?» Journal of Comparative Family Studies 36 (2005)]

Esta relación contractual se equivoca entonces al presentar a la mujer como agente individual libre obviando el contexto socio-cultural en que se da. Por ejemplo, se sigue viendo el embarazo como algo esencialmente femenino, expresión así de la «heteronormatividad» y de la idealización del rol de la mujer en la sociedad, cuyo cuerpo es «controlado» socialmente, es cosificado. 

Y aquí entra en juego el análisis de Marta Nussbaum sobre «Objectification», que articula en 7 criterios clave, de los que resaltemos 4:nussbaum-principe-asturias-ciencias-sociales_1355574432_291029_1300x731

  • la mujer es instrumentalizada, tratada como una herramienta, un recipiente o incubadora para los destinatarios del contrato. Merece la pena citar el testimonio de un padre beneficiario:

«She was an oven .. . she doesn’t see herself as the mother. We don’t see her as the mother and that’s the way it is.» [Ragone. «The Gift of Life»]

  • a la mujer le es negada la subjetividad, sus sentimientos y experiencias son algo irrelevante.

«The careful screening process was a myth. I encountered no evidence of real medical or psychological safeguards: just enough hurdles to test whether I would be obedient. The minimal questioning I did was labelled as selfish, dangerous, and unique, in [the surrogate agency’s) experience.» [Annas,  Pregnant Women as Fetal Containers]

Como aparece en el folleto de la Clínica Bourn Hall en Cambridge,

«the principal motive of a prospective host should always be to help an infertile couple«

  • la mujer es obligada a ser pasiva e inactiva en relación a su consentimiento contractual, estando obligada a todo aquello que se requiera durante el embarazo sin que pueda intervenir
  • la mujer es tratada como un objeto fungible, intercambiable por otro del mismo tipo y desechable en cualquier momento

2- y aun concediendo cierta mayor autonomía, que no es el caso, se da en detrimento de la autoestima y el respeto por sí misma. Paradójicamente es el caso que muchas mujeres de alquiler consideran su «valor» como la razón principal para prestarse contractualmente. Se trataría de un respeto «estimativo» en la medida en que se refiere a la capacidad para cumplir con algo de forma altruista, ayudar a parejas que no pueden tener hijos, y esto puede o no ser acertado, en la medida en que se obvie el contexto socio-económico del que proceden las mujeres. Otro tanto ocurre con el respeto de suyo, de «reconocimiento», que toda persona tiene por el hecho de serlo, su dignidad. Pero es el caso, más claro aquí, que este reconocimiento queda ausente en estas relaciones contractuales. No cabe la ramplonería del siguiente argumento:

«The third standard objection to surrogacy states that it runs contrary to human dignity. Dignity is, however, an extremely diffused and vague term and phenomenon. What is dignified for some may be undignified for others«

[MIROSLAV PROKOPIJEVIĆ, Surrogate Motherhood, Journal of Applied Philosophy, Vol. 7, No. 2 (1990), pp. 169-181]

En suma, que en la práctica de forma clara, y en la teoría problemática, la cuestión de la gestación subrogada apunta a una «instrumentalización» de la mujer que le resta dignidad y autonomía en la línea del imperativo categórico de Kant (no tratar a nadie como un medio) y expresión clara de un liberalismo ciego e ideológico que oculta el hecho de tratar a la mujer como una mercancía, con lo que deviene iliberal.

 

  • Martha C. Nussbaum, Objectification, Philosophy & Public AffairsVol 24, No. 4 (Autumn, 1995), pp. 249-291
  • Suze G. Berkhout, Buns in the Oven: Objectification, Surrogacy, and Women’s Autonomy, Social Theory and Practice, Vol. 34, No. 1 (January 2008), pp. 95-117

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.