FILOSOFÍA Y SISTEMA EDUCATIVO


minervaNos centraremos, obviando la estructura puramente burocrática de un IES y las líneas generales de todo Nuevo Sistema Educativo, en lo específico en él de la Filosofía. Conviene entonces comentar lo que habitualmente el Ministerio de Educación, a través del B.O.E y demás adaptaciones regionales, suele comentar al respecto. Allí se suele asignar a la Filosofía el rol de ser una reflexión sobre los problemas fundamentales a los que se enfrenta el ser humano, de cara a dotarle de una comprensión que le sea suficiente para guiarse en la vida. Esta reflexión tendría estos rasgos:

  • históricamente situada,
  • radical,
  • totalizante, y
  • universalizante.

Dentro de este marco esplendoroso sólo cabe decir que si la Filosofía debe estar presente en el Bachillerato es para promover la actitud reflexiva y crítica. Sobre esto suele añadirse que sin negar que el logro de esta actitud crítica es responsabilidad de todo el proceso educativo, tal objetivo es responsabilidad directa e inmediata de la educación en la Filosofía. Y de esta manera se le endosa a la Filosofía el importante papel de lograr que los alumnos consigan explicitar conscientemente los supuestos de todo discurso, integrar todos los conocimientos, usar la razón de manera eficiente y desarrollar un pensamiento autónomo y crítico. Lo que efectivamente es muy importante y motivo de orgullo para la Filosofía, aunque parezca que se le ha atragantado el fracaso platónico-político, de manera que sólo le cabe dialogar y pensar, pero no actuar para cambiar la sociedad. Pues el fin de explicitar los supuestos de todo discurso es precisamente para esclarecerlo, pero no se dice nada de ponerlo en cuestión. Y así en general. Por otro lado, dada la, a pesar de todo, excepcionalklimt filosofia importancia que se le da a la Filosofía, que vendría a ser algo así como el buque insignia de todo sistema educativo, pues su objetivo propio es precisamente el mismo que el global de la enseñanza, parecería que lo más eficiente y útil sería facilitar la implantación y enseñanza de esta materia, todo lo que precisamente no suele suceder. Más aún en cuanto que, en la medida en que la Ética pueda seguir siendo parte de la Filosofía, e impartida por filósofos, adquiere mayor importancia lo que venimos diciendo. Pues el Ministerio, al reflexionar sobre la Ética repite lo que ya había dicho con respecto a la Filosofía: que sus fines son precisamente una parte importante de los propios del Sistema Educativo en su totalidad: pleno desarrollo de la personalidad humana, incluyendo la formación en el respeto a los derechos y libertades fundamentales,  y en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad, dentro de los principios democráticos de convivencia, así como la formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos. Objetivos loables, y que hacen necesaria la presencia de la Ética. De ahí que sea inevitable preguntarse la poca importancia que los gobiernos suelen dar a la enseñanza de estas materias. Sobre esto se ha escrito mucho, y sin redundar en el tema, sí es preciso no dejar de vocearlo a los cuatro vientos.

Me temo que la artimaña sólo puede tener una salida, y es que el siguiente paso de la argumentación muestra que si esos objetivos tan grandilocuentes que se le asignan a la Filosofía son precisamente los mismos que del Sistema educativo en su conjunto, sólo queda ya afirmar que puesto que las otras materias, en cuanto sean fieles al espíritu de ese sistema, y al margen de sus contenidos concretos, van precisamente a promoverlos, ¿para qué la Filosofía entonces? La artimaña consiste en desvestirla de contenidos propios para consiguientemente dar prueba de su presencia injustificada. La Filosofía sería como el Espíritu personificado de la Enseñanza, pero ¿para qué personificarlo si ya se encuentra en los cuerpos (docentes) de todas las otras materias? Sólo así puede entenderse que a la hora de la verdad, de los hechos, lo que parecía una revolución sólo sea un brindis al Sol.

brindisLo que sí queda claro es que esos objetivos que se propone todo NSE (Nuevo sistema educativo) son loables e ideales, pero parece difícil que cualquier materia pueda cumplirlos, excepto la Filosofía. Sin entrar a discutir lo específico de la Filosofía, asunto que habría, desgraciadamente, que tratar in extenso, dada la obligada necesidad para los ejecutores de esta materia de justificarse continuamente, sí es verdad que con el estudio de la Filosofía se adquieren esos objetivos que promueve todo NSE. Pero claro, eso es algo accidental y que acompaña a lo que debería ser el objetivo propio de la Filosofía, sus contenidos. Si no, la estamos psicologizando en exceso, pues no es preciso estudiar Filosofía para aprender a usar la razón y ser crítico (¿pero es posible esto sin relacionarlo con contenidos reales?): hagamos un proyecto de pleno cariz psicológico que atienda al desarrollo de la inteligencia de las personas y lograremos los mismos objetivos.

Por otro lado, no parece que promoviendo otras materias se vaya de igual manera a lograr esos objetivos: teniendo en cuenta que esto es algo añadido, dentro de los objetivos propios de cada materia, parece claro que sólo la Filosofía, y esta es de alguna manera una opinión no infundada, promueve mucho más que otras el desarrollo de la función crítica.

Por tanto, los grandiosos objetivos de todo NSE, a más de ser ideales, parece que con la actitud ministerial mutan a contrario, y lo que podemos con mucha probabilidad esperar es que precisamente no se desarrolle la función crítica de los alumnos. Lo que sí es claro es que la Filosofía debe sin ninguna duda adaptarse a los tiempos presentes y efectivamente reflexionar en una posición históricamente situada, lo que se aclara, por su ambigüedad, añadiendo históricamente situada en el presente.

         Para concluir, diremos que todo NSE suele psicologizar quizá en exceso la enseñanza, KANTrompiendo ese difícil equilibrio entre forma de enseñar y materia a enseñar, dándole, sobre todo en la ESO, mucha mayor importancia a lo primero. De ahí la importancia dada a una formación psicológica del profesor, cuanto mayor mejor, la aparición del psicólogo en la escuela, etc… Esto parece sin duda una moda milenarista, la psicologización de la sociedad junto a la mayor importancia dada cada vez más a la inteligencia, de ahí la obsesión por establecer divisiones tanto por arriba como por abajo,  menos dotados o bien dotados. Esto quizás se está removiendo en exceso. Evidentemente, a toda persona en cuanto persona, y con un mínimo de madurez alcanzada, se le supone una cierta sensibilidad para los problemas de un adolescente, y para eso no hay que estudiar psicología ni hacer tests. Y en cuanto a la modalidad de la enseñanza lo que está claro es que no parece que ahora vaya a haber alumnos mejor formados que antes: como mucho igual. Y esto, sin negar la importancia que ha de tener el conocimiento psicológico, siempre que sea vívido, y en las relaciones interpersonales de cada uno, echa un poco de ver la excesiva atención que está cobrando este asunto hoy día. Y en esto parece que sociológicamente se ha producido una vuelta del péndulo de la enseñanza, en el sentido de que en el pasado se dio de la misma manera, por razones que no vienen al caso, excesiva importancia a la materia, olvidando muchas veces quién había delante. Sólo cabe esperar que en un futuro se produzca una síntesis más eficiente que comprometa inteligentemente la forma y la materia de lo que se enseña, recordando con Kant que la forma de enseñar sin la materia queda vacía, lo mismo que la mera materia sin la forma es ciega.

Método activo.

         Y esta síntesis que proponía en el apartado anterior es precisamente lo que se intenta en lo que se ha venido en llamar método activo, se entiende de enseñanza, que surge en el ámbito de la Filosofía aunque mucho me temo que es perfectamente aplicable a la enseñanza en sí. Y surge probablemente al oponerse al papel del alumno en la enseñanza como mero receptor, como pasivo. Luego lo “activo” se refiere más bien que al método al alumno. Y es una propuesta muy interesante y que tiene muy en cuenta tanto la psicología, a la hora de analizar los sujetos que tiene delante, como la pedagogía, en la medida en que investiga la mejor forma de enseñar a esos sujetos. La cuestión crucial creo se sitúa al nivel pedagógico, por mucho que sus defensores opinen lo contrario. No creo que sea más adecuado el método activo a la filosofía que a otra materia. Creo más bien que todo NSE en su conjunto debería basarse en este método. Pues si creemos que otras materias no lo precisan, de la misma forma podríamos no implantarlo en Filosofía: enEmpoderamiento otras materias se les presentan contenidos abstractos a los alumnos que son capaces de manejar (en principio), de la misma manera podemos suponer lo mismo con los abstractos contenidos de la Filosofía. Y aunque esto es claramente posible, la cuestión es mejorar este manejo. El hecho de que un expositor de la Filosofía haya de alguna manera de vivir la filosofía, de ser filósofo, que al fin es lo que pretende el método activo, es algo perfectamente asequible, de igual manera que en todas las otras materias. Cualquier profesor que viva lo que estudia, sea Física, Matemáticas o Literatura transmitirá mucho mejor los contenidos a sus alumnos, despertándoles de manera más eficiente los interrogantes y activándolos por eso. Todos recordamos a profesores, sea en grados primarios o superiores, que por su talante nos causaron mayor impacto que otros. En ello evidentemente juega un papel muy importante la propia personalidad y capacidad del profesor dado. Esto es, el método activo, en el que se intenta conjugar la realidad de la enseñanza, la psicología de los sujetos, con las materias a impartir, exige un claro mejoramiento del profesor y de su propia formación, y esto es algo que debería tener en cuenta todo NSE. Pues precisamente porque el objetivo es permitirle al alumno una mayor participación en su formación (empoderamiento), en la discusión se requiere que el profesor domine la materia de que se trate para en todo caso dirigir eficientemente las preguntas y respuestas de sus alumnos.

         Respecto a la cuestión de que los sistemas filosóficos de pensamiento son demasiado abstractos, y dado que su importancia reside en que en su momento respondían a los hechos históricos en los que se desarrollaron, de alguna manera, y que precisamente para comprender esas altas abstracciones que el profesor sí comprende porque ha seguido un largo camino de reflexión, se requiere seguir esos caminos de reflexión, el problema es entonces no hacer otra cosa sino lo que todo NSE propone para la Filosofía: esclarecer los supuestos de todo discurso. Es decir, más que exponer asépticamente las ideas, que es lo que produce las más de las veces la desconexión, la pasividad del alumnado, convendría entonces ejercer una cierta crítica que baje esas abstracciones al suelo real. De nuevo esto exige una mayor competencia del profesorado, y quizás una inmersión en eso que se llama la Historia de las Ideas, en las que los superabstractos sistemas de pensamiento son correlacionados con la cultura, vida, sociedad de su época, poniendo en evidencia precisamente sus virtudes y sus carencias.

Filosofía para niños

         leer-7308En este contexto cobra obvia importancia el movimiento, también pedagógico, llamado Filosofía para Niños. La importancia de este movimiento reside en la toma de consciencia de que precisamente las otras materias de la enseñanza no transmiten eficientemente lo que la Filosofía necesita: Matemáticas, Química, Lengua,… Estas materias se imparten prácticamente desde edades muy tempranas. La Filosofía en cambio no tiene precedentes en la jerarquía educativa: en Bachillerato es algo nuevo. Lo que se propone este movimiento es precisamente dotar de precedentes a la Filosofía para que los alumnos lleguen a Bachillerato con ciertas maneras de pensar y ciertas herramientas que no les hagan ver como algo nuevo esta asignatura. El problema es entonces que esas otras materias no dotan al alumno de lo que todo NSE pretende.

         El objetivo es de nuevo loable: desarrollar la capacidad crítica del alumno, sea en capacidad de pensamiento->lógica, sea en contenidos->valores, etc…Y esto es ideal, pues no sólo serviría para la Filosofía sino para la formación de la persona en su totalidad. En el fondo sería hacer madurar a las personas (niños) mucho más que en anteriores épocas. Lo que es positivo, y muy beneficioso para la Filosofía, si se logra especificar su contenido, pues si no caeríamos de nuevo en que la Filosofía sería el Espíritu de la Enseñanza, espíritu incorpóreo. “Aprender a pensar” se erige no como algo propio de la Filosofía, sino de la formación de la persona en sí. Es curioso que tanto las propuestas de todo NSE, como de la Filosofía, del método activo, de la Filosofía para Niños, tengan un cierto halo de ilustradas, lo que no es una objeción, sino un índice de dónde venimos y por supuesto de adonde queremos ir.

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