¿Bailamos? De las neuronas al metacórtex digital


Surowiecki (2004) identifica 4 criterios que separan los grupos inteligentes de los limitados:

  • mantienen una amplia diversidad de opiniones / diversity
  • sobre la base de los conocimientos de los integrantes / decentralization
  • son capaces de expresar estos conocimientos sin dejarse influir por los demás / independence
  • existe un mecanismo adecuado para integrarlos a todos y determinar la conducta / information aggregation

Aunque Surowiecki está pensando en grupos humanos, es un análisis que (Intelligence Is Collective, EMILE SERVAN-SCHREIBER, Lumenogic LLC) puede aplicarse a grupos de cualquier tipo que integren dispositivos o algoritmos inteligentes, por lo que podría ser una idea general de lo que significa la inteligencia en cualquier caso. Se cree así que la manera en que interactúa de modo inteligente un grupo de personas o seres vivos en general no difiere mucho de cómo lo hacen las propias neuronas en el cerebro. Por lo que necesariamente parece que la inteligencia es «colectiva».

Surowiecki analiza cómo «cien es mejor que uno» presentando diversos experimentos que lo confirman. Es el caso de los llamados «puntos de Schelling» al comprobarse que en muchas situaciones hay señales visibles o «puntos focales» donde convergen las expectativas de la gente, y que son la base de esa «inteligencia colectiva» en contextos de incertidumbre. Reformulando la pregunta que se hace Surowiecki podríamos plantear si es posible «que unas gentes dotadas de una visión fragmentaria y de una limitada capacidad de cálculo» consigan los mejores resultados posibles. Y es un experimento que en el campo de la economía realizó en enero de 1956 el economista Vernon L. Smith con resultados no refutados hasta la fecha. Lo importante es que el grupo se comportó de la manera más inteligente sin necesidad de que nadie les hubiese explicado cómo hacerlo. Las personas pueden así coordinarse en vistas de un objetivo complejo y mutuamente beneficioso aunque sean agentes simples y aunque in extremis ni siquiera sepan qué quieren ni cómo conseguirlo: «en tanto que individuos, no saben adónde van». Y es lo que pasó, más o menos, con la creación de la primera sociedad científica de la historia, la Royal Society en 1665 y la difusión de las Philosophical Transactions. La idea fue que el secretismo perjudicaba el progreso científico por lo que sería beneficioso renunciar a la exclusividad de las ideas siempre que hubiere un reconocimiento a posteriori. La llegada de la «ciencia abierta» catalizó entonces el alejamiento de la Edad Media y la explosión de las luces ilustradas.

Esto nos lleva a la cuestión de la evolución del ser humano en términos de «inteligencia colectiva» sobre la idea primera de que las neuronas actúan entre sí como los individuos en un grupo «inteligente». Si el neo-córtex es esa pieza evolutiva que asume el privilegio de las funciones superiores del intelecto humano, de qué manera podríamos entender el órgano de una inteligencia colectiva compuesta de múltiples neocórtex’s? Se habla de «meta-córtex«:

The human brain is like an archaeological record. Different layers and functional areas have evolved outwards over time. And now a new layer is evolving. I propose we call this new layer of the brain “the metacortex.” (Note: Metacortex also happens to be the company that Neo worked for in the movie, The Matrix)

En referencia a las redes sociales se ha acuñado igualmente el término «social brain«, aunque Nova Spivack considera de más amplio alcance el anterior. Empieza a ser común así la idea de que las redes sociales generan «inteligencia colectiva», aunque empiezan a sobresalir obstáculos que la matizan, como es el caso de ANNA ZAWILSKA, MARINA JIROTKA y MARK HARTSWOOD, de la Universidad of Oxford en su contribución al Collective Intelligence 2015 con el paper Surfacing Collective Intelligence with Implications for Interface Design in Massive Open Online Courses, donde defienden el llamado “cognitive surplus”, es decir, aquellos aspectos del razonamiento humano que pueden quedar inoperantes cuando la gente usa plataformas online, o practica juegos repetitivos online, o contempla de forma estática una pantalla de video [Shirky Cognitive Surplus: Creativity and Generosity in a Connected Age, 2010] (y que afectaría a los MOOC).

  • Surowiecki, James, The Wisdom of Crowds. Why the Many Are Smarter than the Few and How Collective Wisdom Shapes Business,Economies, Societies, and Nations, 2004 (2005 by Urano)
  • Shirky, Clay, Cognitive Surplus: Creativity and Generosity in a Connected Age, 2010,The Penguin Press

6 respuestas para “¿Bailamos? De las neuronas al metacórtex digital”

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