Cataluña entre Traxímaco y Callicles


Necesitamos ideas para repensar la Nación, el Estado y la convivencia. Lo fácil es usar la dialéctica en su sentido «mercenario» como arte erístico, donde solo se busca la victoria pero no el acuerdo, que era de lo que se trataba mediante el diá-logo, dice Chantal Maillard. Y lo peor es usarla mediante la violencia como si de un corolario de Traxímaco se tratara, lo justo es el interés del más fuerte. Se trata de tensar el debate mediante la violencia para que el otro ceda y falazmente considerar que se tenía el mejor argumento. Pero no somos lobos, ni en sentido hobbesiano ni en otro.

51a8x2a8w6l._sx311_bo1204203200_Si hubo alguna época que primó la reflexión sobre estas cosas fue la sofística griega del siglo V aC, que maravillosamente nos retrata Jacqueline de Romilly en Les Grands Sophistes dans l’Athène de Périclès (de Fallois:1988). Precisamente uno de esos sofistas, Pródico de Céos, es considerado especialmente como uno de los pioneros de la filología al haber popularizado la idea de definir con precisión un vocabulario, distinguiendo con claridad entre términos cuasi sinónimos, así por ejemplo «discutir» y «disputar» (vide el artículo en El País de Maillard). No olvidemos que Tucídides fue uno de sus más afamados discípulos, diciendo en el famoso Discurso de los corintios del  Libro I:

«Que personne ne voie dans nos déclarations acucune hostilité, mais un simple reproche: les reproches vont à l’ami qui se trompe, et les accusations à l’ennemi qui nous a fait du tort» (I, 69,6)

«Y que ninguno de vosotros crea que decimos esto por enemistad, sino como reproche, pues el reproche se dirige a los amigos que se equivocan, y la acusación a los enemigos culpables de injusticia»

[La precisión y distinción de sinónimos a la manera de Pródico se da entre el término aitía, «reconvención», «reproche amistoso», y échthra, «enemistad», conectado con kategoría, «acusación» fruto de la enemistad o sentimiento de hostilidad contra enemigos considerados culpables. Cf.  nota 399 de la edición de HISTORIA DE LA GUERRA DEL PELOPONESO de Gredos, 1990]

Recuerda Maillard que justamente la palabra “discusión” proviene de discutere, sacudir y separar en fragmentos para luego volver a reunir las piezas. E pluribus unum. Debate, en cambio,  viene de battuere o golpear, i.e., dis-putar, justo lo que Pródico y Tucídides en consonancia mantienen.

41xrjgm8yxl._sx301_bo1204203200_Lo que viene a colación de la distancia que va de Traxímaco a Callicles, muchas veces sutilmente malentendida, y como confrontación que nos sirve para arrojar algo de luz en lo que está pasando en Cataluña, todo ello en torno a la discusión sofística entre el nómos  (España) y la physis (¿Cataluña?).

El «Callicles» que vemos en el diálogo platónico Gorgias es la encarnación del inmoralismo extremo. No es, por lo que parece, ni sofista, ni filósofo ni hombre político conocido. Quizá llamó la atención de Platón por la radicalidad de sus ideas: «Lo normal es que la ley y la naturaleza se contradigan«. Por eso, y en consonancia con Antifonte, deben gobernar los más fuertes, mientras que las «leyes» que ahora tenemos, democráticas, fueron hechas por los débiles para defenderse.

trimasicoTraxímaco puede ser, en cambio, el gran traicionado por Platón, que lo reduce a defender que el fundamento de la ley es el interés personal. No olvidemos que Platón caricaturiza las ideas de los pensadores con los que se confronta para reforzar las propias. Y lo traiciona porque Traxímaco solo constata un hecho, para luego defender que «la justicia es uno de los más grandes bienes humanos«.

Cataluña parece empeñada en parecerse a Callicles, malinterpretando a Traxímaco y olvidando por ello que la ley de la ciudad (el Estado) es lo primero. Se decanta por eso a favor de la disputa y no de la discusión, por lo que parece. Lo que nos lleva de nuevo al sentido del fragmentar para volver a reunir. No comparto la idea de Maillard de recuperar la «totalidad orgánica», que parece remitir a contextos trasnochados y esencialistas, pero sí la «pluridimensionalidad«. Porque no se trata de fragmentar algo para volver a reunirlo en vistas de la anterior unidad (totalidad), sino para ser conscientes de que toda unidad es ficticia, y por eso mismo se trata de devolver a los fragmentos su dignidad per se para luego reunirlos en una totalidad que, aunque ficticia,  permita una convivencia respetuosa de esa diversidad. Y si esto se ha planteado así en algún momento de la historia, pudo ser sin duda en la Atenas de Pericles. Ex uno plures.

 

Heinimann, F., Nomos und Physis. Herkunft und Bedeutung einer Antithese im griechischen Denken des 5. Jahrhunderts, Basel:1945

Jacqueline de Romilly, Les Grands Sophistes dans l’Athène de Périclès, de Fallois:1988

 

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